sábado, 5 de septiembre de 2015

Capitulo 23 "Recolector" 1ª parte

¡El niño milagro! ¡El niño milagro! ... Aun recuerdo aquel infame día. Uno como otro cualquiera. Bueno, no. Desperté con los ojos somnolientos y los nervios desbocados mirando cada vez por la ventana y rezando para que el amanecer llegase. Contando las horas y engañando a mi madre haciendo que dormía pero era mentira. Por fin  la luz del alba baño mi cuarto y  la voz dulce de mi madre me llamo. Hice una interpretación de premio, bosteze y puse mi cara mas perezosa. Solo cuando me levante y mi madre apareció, me miro y empezó a reír a carcajadas y mientras se tapaba la boca me di cuenta que con las prisas mi pijama estaba del revés. Fueron momentos de desgana y leche rápida. Urgencias y maletas. El frió nos abrazo como si fuera un enorme oso a pesar de nuestras gruesas ropas. A cada paso que dábamos nos fundíamos en la nieve. Mi cuerpo temblaba y no por el tiempo sino por el miedo a perder el avión. Mi primer viaje, que aventure pensé. Salir de ese tugurio olvidado del mundo de suciedad y pobreza. Me sentía como un gran señor. Y cuando me miraba mi madre, me sentía tan orgulloso y tan feliz. ¿Que podía salir mal?. El sol nos bañaba dándonos la bienvenida. A medida que nos acercábamos al aeropuerto mi tensión aumentaba. Me asomaba a la ventanilla viendo pasar por el cielo aquellas enormes moles de acero. Aquellos gigantes que no temían surcar el cielo. Mi madre o mejor dicho Olga con sus ojos brillantes y su cara risueña no perdía detalle de mi asombro por todo lo que veía.
-¿Es ese?.-le preguntaba cada vez que pasaba un avión surcando el cielo.
-No, es mejor.-me contestaba.
¿Que podría pasar en una jornada tan perfecta?
Llegamos a un gran cubo de cemento de cristal y metal. Recuerdo el ruido de la gente, los aviones y los altavoces. Para mi eso era una locura. No entendía como podían aguantar tal caos. Supongo que era el precio a pagar por salir de aquel tugurio helado.
Me asome al gran ventanal y por increíble que parezca no podía salir de mi asombro. Grandes pajaros alados entraban y salían. Desde los blancos o plateados o los mas coloridos. Mi madre me cogió suavemente de la mano y sentí aquella mano tan delicada sin forzar ni hacerme daño me llevo con ella para embarcar.  Finalmente llego el ansiado momento del embarque. Si hubiera podido hubiese salido corriendo para coger el mejor sitio del avión. Por desgracia los mayores tenían otra forma de hacer las cosas.
-¿Quieres ventanilla o pasillo?.-me pregunto mi madre.
Ante mi cara de extrañeza decidió por mi.
-Seguro que ventanilla. Es todo un espectáculo. Es como si fueras un pájaro verte entre las nubes e igual con suerte ves algún ave.
No lo dude ni un momento y mas cuando unas bellas azafatas me dieron la bienvenida. Desde luego allí era alguien. Ojala me viesen mis compañeros sobre todos aquellos que no hacían mas que reírse de mi y burlarse. Estarían muertos de envidia. Ellos seguirían toda su vida en este agujero infecto mientras yo... Desde luego todo iba a cambiar.
Seguí las ordenes de las azafatas como si fuera una instrucción militar. Con mi cinturón abrochado y oyendo ese poderoso rugido de motores estaba listo para la aventura.
Sentí como un empujón hacia atrás cuando el avión empezó a elevarse. Extrañamente de repente el avión empezó a caer. Gritos y chillidos empezaron a salir de los demás pasajeros. Mi madre me abrazo fuertemente y me cubrió de besos mientras lágrimas rodaban por sus mejillas.
-No pasa nada, amor.
Luego silencio y oscuridad....

Abrí los ojos y el humo empezó a escocerme. Tenia la mirada vidriosa como si viese a través del fondo de un vaso grueso. Poco a poco mi vista fue recuperandose. El aparato como un gran juguete roto y despezado yacía moribundo en la pista.Vi a todos los pasajeros mirándome con cara de sorpresa y delante de ellos a mi madre con cara triste.
-¡Hay un superviviente! ¡Aqui!.-grito un hombre con casco y traje amarillo. Quise gritar decirle que todos estábamos bien. Pero me cogió en volandas y me llevo a una ambulancia. Mientras veía a mi madre que me decía adiós con la mano y me mandaba un beso. Intente agudizar la vista y debajo de la gente que me miraba me pareció ver extraños restos negruzcos y quemados.
-¡Mama! ¡Mama! ¡No me dejes!.-alce la mano para que viniese a buscarme.
¿Por que me llevan? ¿Por que me alejan de ti?
El tipo me dejo en una camilla mientras hablaba con otro medico que esperaba en la ambulancia.
-Es el único superviviente. Es un milagro que sobreviviese.
Cerré los ojos bien fuerte y rogué para que no me dejase. Y mi madre no me dejo,su espíritu vino conmigo. Por desgracia todos los demás ocupantes del avión también. Sentía sus vidas rotas, su penas y sus alegrías. Estaban dentro de mi absorbidos como si fuese una esponja espiritual.
Después de la tragedia me convertí en un noticia de relevancia nacional y pase a ser parte de mucha gente en sus vidas, en su conversaciones, en sus oraciones y los muertos pasaran ser parte de mi. 

Continuara...



No hay comentarios:

Publicar un comentario