jueves, 27 de julio de 2017

Capitulo 36 "Descanso"

Amanecía en el paseo de Isabel I, bañado por el sol que empezaba a lanzar rayos contra aquel horroroso mazacote de ladrillos blancos y rojos. El hospital se extendía como un virus por el lugar mostrando su feo aspecto achaparrado. A la entrada dos cuestas se unían en la puerta principal para dar servicio de urgencia a ambulancias y en los laterales unas eternas escaleras llenas de colillas mal apagadas y botellines de agua a medio terminar campaban a sus anchas por la estructura. Abajo del todo expectantes una legión de periodistas con los mas mediáticos presentadores esperaban cualquier novedad sobre el héroe del día. El salvador del hijo del presidente. Sabían que era el suceso del momento. Miles que digo millones de almas no se despegaban de sus televisores ávidos de cualquier novedad. En todos los canales se repetía una y otra vez el estado de los malhechores y la salida del temerario agente junto con el vástago del padre de la nación. Mientras lejos de esta locura y algarabía en los mas recóndito del edificio estaba el protagonista. Se había desalojado una planta entera solo para el herido y aparte de dos guardias de operaciones especiales en la puerta y con su identificación bien visible. Una patrulla de la elite de la guardia del presidente rondaba la zona sin descanso atentos a cualquier movimiento sospechoso. Todos debían pasar un riguroso cordón de seguridad y llevar su identidad bien a la vista bajo su responsabilidad. Sabían de antemano que estos vigilantes disparaban primero y preguntaban después. Estaba en juego su honor y su nombre y ninguno dejaría que cualquier loco o terrorista armado mancillase su nombre.
 Un hombre mayor de aspecto orondo embutido en una desgastada gabardina y un raído sombrero se paseaba por los pasillos con toda tranquilidad ajeno a la hostilidad que emanaban los soldados. Mecánicamente iba saludando a unos y a otros sin ningún tipo de empatía mas por cortesía que por educación. Se presento ante la puerta donde estaban los guardias. Estos sin ningún tipo de miramiento se cuadraron y le dejaron abrir la puerta. El hombre entro ignorándolos y cerró tras de si.



El agente Ross estaba echado en la cama con varios aparatos conectados. Varias lucecitas y sonidos llenaban el ambiente de la habitación ya de por si bastante modesta rayando lo espartano. Una cama y una mesa con la silla y los mas modernos aparatos y en constante observación para evitar un resultado fatal. El hombre se quedó mirando los aparatos como si le interesara lo que veía, pero Ross sabía que era una pose adquirida por los años como dando a entender que lo que iba a decir a continuación era algo irrelevante o superfluo.
  -Vaya, vaya te has vuelto una celebridad. Lo que tiene que hacer uno para que le paguen una comida de por vida y tenga el todo gratis en cualquier restaurante.
Ernest en el cuerpo de Ross lo miro y pensó que por nada del mundo tomaría esa bola de sebo. Eso si sería un placer matarlo y luego tirar su cuerpo por la ventana

-Si, no sabía como hacerlo y pensé que carajo a ver si así.

-La verdad le echaste un par de pelotas. Por cierto, el presidente no ha podido venir, ya sabes. Pero está muy agradecido y me ha comentado que la próxima semana te va a hacer una recepción a bombo y platillo para otorgarte la medalla de no sé que cojones al valor y bla, bla, bla... 
 Mientras lo decía el hombre ponía una voz engolada y exageraba sus gestos con las manos para dar mas énfasis.

-Espero encontrar un traje a juego. Por cierto, ¿que tal el chico?

-Bien, aún está en estado de shock. Comentaba no sé que de que los muertos se levantaban y que tenían un plan contra ti. Todo muy confuso. No dice mas que incoherencias, pero se recuperara.

 Eric Soares esbozó una sonrisa taimada mientras entraba en la sala y miraba al hombre convaleciente. Llevaba unas gafas de montura metálica, y tenía unos ojos expresivos, la frente ancha y el mentón estrecho. Su cabello era oscuro y ondulado, el fino y engominado bigote que lucía era más propio de un poeta o un pintor que de un capitán médico. Después miro al grueso acompañante y le hizo señas para hablar con él en el pasillo. Ambos salen mientras miran de reojo la reacción de Ross. Cierran la puerta tras de si y se alejan de los soldados de la puerta. El medico nervioso mira de un lado para otro y cuando se convence que están solo empieza a hablar.

-Como usted es la persona mas allegada a mi paciente quisiera comentarle algunos síntomas que me tienen preocupado desde que llego el agente Ross.
-Hombre espero que no sea nada grave, ese hombre es un luchador y aguanta lo que le echen.
-No, es...- el medico mira por encima del hombro del hombre en dirección a la habitación de Ross. -Ese hombre debería estar muerto.
El hombre con cara de asombro lo mira de hito en hito.
-Perdón, ¿que está diciendo? ¿que quiere decir?
El medico se ruboriza y su frente se llena de gotas perladas de sudor mientras empieza a hacer gestos nerviosos con las manos negando.
-Me he explicado mal. Lo que quiero decir que ese hombre no tiene pulso y su temperatura corporal es baja como la de un cadáver. Sus heridas de bala se están curando solas. No tengo ninguna explicación para lo que hay encima de esa cama. Me gustaría tenerlo mas tiempo en observación.
El policía lo mira con la cara enrojecida y en sus ojos parecía salir fuego.
-Mire, matasanos. Ese hombre ha salvado al hijo del presidente y la semana que viene le van a imponer la medalla al valor. Lo único que debe importarle es que este con el alta lo antes posible y si no la firmare yo y me lo llevare a mi casa. Y ahora vaya a hacer su trabajo y déjese de chismes de viejas.

El medico se marchó azorado con la cabeza gacha con el paso acelerado como un niño pillado en falta y el hombre lo sigue con la mirada hasta que desaparece de su vista. Después resopla y vuelve con Ross.  Mientras observa como los agentes especiales permanecen impertérritos a pesar de la bronca que ha sucedido.
Ross nervioso da cuenta al hombre de su intranquilidad por lo sucedido en el pasillo. 

- ¿Que pasaba? me ha parecido oír gritos.
-Nada, nada ese medico quería tenerte en observación, pero le he dicho que vaya preparando el alta. Nos vamos ya.


Continuara...

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