martes, 9 de octubre de 2012

Capitulo 19 "Limpieza"


Tranquilamente pasan al interior de la nave.

La penumbra reina en el ambiente tan solo salpicada por algunos fluorescentes que indican el camino a seguir. En la parte superior un enormes pasillos flanquean los laterales del lugar. A cada paso que dan se van sumando por arriba hombres que amartillan sus armas y les apuntan.

Varga y el irlandés se miran dubitativos.

-Espero que tengas un buen plan.- dijo Dunhpys.

-No te preocupes pase lo que pase, ellos tienen las de perder. Mas gente, mas tiros, mas diversión.-contesta sonriente.

A lo lejos el eco de unos pasos se van acercando a ellos.

Un hombre de unos 50 años medio calvo. Su rostro tallado emparentado con algún bulldog. Mientras  sus carrillos ondulan al mismo ritmo. Su andar enérgico y decidido muestra que es un tipo de raza peligrosa. A su lado dos hombres enormes con dos recortadas acostadas en sus torsos esperan el momento de entrar en acción. Por fin quedan frente a frente.

-Hola Vargas. Estaba preocupado. ¿Tengo que estar preocupado?

-No, jefe. ¿Por que preocuparse? Estoy aquí con el maletín y la entrega.

- He oído tiros y he pensado que necesitarias ayuda. Ya sabes, a veces pienso demasiado. Por cierto ¿quien es este mierdecilla? No veo a la Comadreja.

- Araña.

-¿Como dices?

-Es Araña, no Comadreja.            

-Bueno, bueno. Araña, comadreja... ¿Que mas da? El nombre no es importante. Bueno como veras has captado mi atención y la de todos mis hombres.

-Si, lo es.-dice Vargas poniéndose en una actitud molesta.- Alguien se puede llamar El Elegante y si no lo es es absurdo pero el nombre define todo y hace que sea respetado por todos. Es su tarjeta de visita.

El Jefe mira boquiabierto a Vargas que no sabe a que viene todo eso.

-Bueno, bueno esta bien. No tiene importancia. ¿Quien es este tipo?

-Dunphys muestrale tus credenciales.

El irlandés escupe al suelo y saca un arma disparando a la cabeza de uno de los guardaespaldas del Jefe. Después va corriendo y coge al gerifalte apuntandole a la cabeza y usándolo como escudo. El otro guardaespaldas amartilla su recortada y apunta a la cabeza de la amenaza cuando ve con sorpresa como su compañero con la cabeza agujereada le inserta algo de plomo en su cerebro. Entonces se instala el caos todos los sicarios que estaban en la planta de arriba empieza a disparar. El irlandés pega un golpe en la cabeza del jefe que cae inconsciente. Coge la recortada del sicario caído y empieza a correr hacia una de las escaleras que llevan a la planta superior. Mientras corre dispara sin parar y ve como van cayendo los secuaces. Al otro lado Vargas "El elegante" hace lo mismo. El suelo empieza a estar resbaladizo por la sangre de los caídos. Los vivos van tropezándose con los victimas.

A cada arma gastada otra es recogida por los atacantes. Las escaleras son un calvario entre cuerpos pisoteados, gente golpeada salvajemente y balas en cuerpos equivocados. Ambos apuntan a todo lo que se mueve metiendo el cañón entre cuerpos para sumar mas bajas a su lista. Ya en la parte superior el giganton es rodeado por varios maleantes sin pensarlo dos veces arremete contra ellos y cayendo al vació. Chocando estrepitosamente, el suelo se llena de cadáveres destrozados y heridos vacilantes que con sorpresa miran como es masa musculosa y sangrienta todavía se levanta aplastando sus cabezas a base de patadas y disparando al reducido grupo que queda en el otro lado. Uno de los tipos caídos siente el roce del enorme pie a punto de reventar su cabeza.

-No, lo haga. Por favor, señor...

Solo siente como el enorme ser cae al suelo retumbando con gran estrépito. El asustado hombre empieza a reír histericamente.

-Si, si... ¡¡Maldito cabrón!! Te he ganado...

-Creo que no, amigo.

El tipo sorprendido gira la cabeza y ve a Vargas apuntandole con una pistola.

-Mala suerte, amigo.

La detonación arranca la sonrisa del malogrado superviviente y lleva sus dientes a varios lugares de la estancia. Vargas se acerca al Jefe y ve que en su cuello cuelga una cadenita con una llave. Se levanta y empieza a disparar contra los últimos hombres.

-Vamos hombre, siempre me fastidias el final. Eran el postre.- se queja amargamente un Dunphys rebosante de sangre y restos de carne sobre su carne.

 -Baja ya tenemos lo que hemos venido a buscar.

El irlandés baja como un niño enfurruñado arrastrando los pies. Finalmente llega junto a Vargas.

-Coge al cara de perro quizás sea necesario. No sabemos que medidas de seguridad tendrá la caja.

Pesadamente Dunphys coge al Jefe y lo lleva arrastrando hasta al final del almacén donde encuentran una puerta cerrada con llave. Al girarla un ruido mecánico suena y la puerta se abre automaticamente mostrando su interior.

-¡¡Oh...!! Estoy es el paraíso.-exclama sorprendido Vargas.

-Lo vamos a pasar bomba...-dice el irlandés. Dentro de la habitación aparece todo un arsenal desde pistolas automáticas a lanza misiles. Pero al fondo medio oculto un teclado numérico les llama la atención.

-¿Que coño es eso?

-Me imagino que sera el especial de la casa.

-Vamos cojamos al tipo y que suelte la contraseña.

 Dunphys se acerca al Jefe que esta caído y lo empieza abofetear.

-Eh!! Morfeo despierta. ¿Cual es la contraseña?

El Jefe asustado se levanta secundado por los dos hombres.

-Introduce la contraseña o eres hombre muerto.

-Que original y ¿despues seré hombre muerto? Habéis acabado con mis hombres, mi reputación y mi negocio. ¿Que mas queréis?

-El premio gordo.

-Esta bien.- dice el hombre mientras teclea la contraseña.

El Jefe teclea los números y empieza a reírse.

-Que te pasa, jefecillo...

Dunphys mira la pantalla y esta se queda en blanco. Intenta meter otros números pero esta apagada.

-Hombrecillo del demonio, ¿que has hecho?

-Este sistema tiene dos contraseñas el de seguridad y el correcto. He introducido el primero que hace que el sistema se apague y sea imposible reiniciarlo. Ahora nadie tiene acceso al material.

Vargas coge al jefe y revienta su cabeza contra el teclado numérico. El jefe cae como un muñeco roto.

-¿Y ahora que hacemos? -Dejame pens....

Dunphys recibe el golpe de un fusil de asalto. Cuando Vargas va en su ayuda una mujer con un traje de látex negro  y una mascara Marilyn le apunta con el arma en el pecho. A su lado otra mujer igual que ella cubre la retirada.

-Nene, nos llaman Las Rubias y queremos esa caja fuerte.

 Continuara....

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